Dumia Medina
El estilo personal de María Svarbova se aleja del retrato tradicional y se centra en la experimentación con el espacio, el color y la atmósfera. Interesada en la arquitectura y los espacios públicos de la época comunista, María transforma cada escena con una frescura moderna que pone de manifiesto la profundidad y la variedad de su paleta creativa. Las figuras cuidadosamente compuestas crean escenas temáticas y oníricas con objetos ordinarios. Sus imágenes mantienen una tensión silenciosa que insinúa posibilidades a punto de ocurrir bajo el brillo de los espacios depurados y pulidos.
En su obra se percibe a menudo una sensación de frío distanciamiento y liminalidad. Las acciones rutinarias, como el ejercicio, las citas con el médico y las tareas domésticas se enmarcan en una pureza visual que es tranquilizadora y simétrica y a veces reverbera con una quietud etérea. El efecto general evoca un silencio contemplativo en un momento prolongado de augurio y reflexión, una cualidad difícil de alcanzar en el rápido ritmo de la vida contemporánea. La visión posmoderna de María articula con audacia un diálogo que obliga al espectador a responder al misterio, la soledad y el aislamiento de la experiencia humana. Sin embargo, sus composiciones, profundamente arraigadas en los pasteles acuosos, poseen una elegancia aclamatoria que transforma la mirada del espectador en una reverencia perdurable por la belleza sencilla de la vida.