Omar-Pascual Castillo
En estas últimas tres décadas, el arte y la cultura visual han sufrido una transformación radical con el nacimiento de Internet y la proliferación de los procesos de globalización paulatinos que le precedieron a una Era Decolonial, que ha arribado al Milenio revisitando sus derivas para despedazarlas como certezas y ponerlas en duda o en muchos casos, para ponerlas en jaque.
En medio de esta vorágine, el Arte Cubano Contemporáneo, no está exento de verse arrastrado a los cambios de su tiempo, a pesar de su encapsulamiento espacio-temporal. Más allá de su situación insular, y de su singularidad histórica, la realidad de la contemporaneidad la permea y atraviesa. Las señas de la identidad cubana se han ido diluyendo, así como nuestro arte se distrae de sus antiguas preguntas existenciales para recrearse en un camino de libertad y libertinaje donde la ficción, supera la crueldad del realismo. En una especie de subversiva disolución del sujeto en nuevas subjetividades difusas. Un camino que encontró en nuestro naturalizado neobarroco, un filón de oro.
Mostrar cuatro momentos de estos procesos de barroquización centrándonos en cómo el arte cubano actual ha digerido los cambios de registro de nuestra época, es lo que pretende hacer Vintage Souvenir, cuestionando por un lado la afinidad fetichista del mundo del arte, en nuestro apego al objeto que narra, y por otro, reinterpretando la desmantelación de los mitos, desde un optimismo vintage, porque como dijo también el propio Marshall Berman, y lo parafraseo, cuando se le acusó de marxista como una ideología del pasado, “ya sabemos que el pasado es vintage, y lo vintage está de moda.”